
Traspasar una asesoría fiscal, laboral o contable implica mucho más que adquirir un local y unos archivos: supone asumir relaciones profesionales de confianza, sistemas de trabajo, obligaciones legales y, en muchos casos, la continuidad de una reputación. Por eso, es fundamental que quien recibe el despacho realice una revisión profunda de ciertos aspectos clave antes de cerrar la operación.
1. Cartera de clientes
Uno de los aspectos más delicados del traspaso es la cartera de clientes. No basta con saber cuántos hay, sino entender qué tipo de servicios contratan, con qué frecuencia y desde cuándo. Es esencial valorar si existe una relación sólida y estable o si, por el contrario, muchos clientes son esporádicos o recientes. Además, conviene detectar si la fidelidad de esos clientes está vinculada a la figura concreta del titular saliente, lo cual podría suponer un riesgo de pérdida tras el cambio. Esta información no siempre está en los datos contables, a veces hay que intuirla observando cómo se ha comunicado el traspaso y cómo reaccionan los clientes clave.
2. Contratos, obligaciones y posibles cargas legales
Antes de asumir una asesoría es imprescindible revisar los contratos vinculados al negocio. Esto incluye el alquiler del local, si lo hay, así como los contratos laborales con empleados, sueldos, antigüedad y posibles indemnizaciones pendientes. También es vital comprobar si la asesoría cumple con la normativa vigente en materia de protección de datos (RGPD), prevención de riesgos laborales o seguros obligatorios. Aceptar el traspaso sin revisar estas obligaciones puede suponer heredar sanciones, deudas o conflictos laborales no previstos. El comprador debe asegurarse de qué compromisos está asumiendo, incluso si no aparecen expresamente en el contrato de compraventa.
3. Herramientas y sistemas incluidos en el traspaso
Una asesoría funciona sobre la base de programas informáticos y estructuras de archivo que permiten gestionar correctamente la contabilidad, fiscalidad o nóminas de sus clientes. Es necesario saber con claridad qué sistemas se están usando, si las licencias están incluidas en el traspaso y si se cuenta con acceso adecuado a copias de seguridad, contraseñas y documentación digital. También conviene saber si se entregará formación inicial sobre estas herramientas o si el nuevo titular tendrá que adaptarse por su cuenta. Una asesoría sin estructura técnica ordenada puede suponer semanas de caos en la transición, incluso si la clientela es buena.
4. Estado financiero y fiscal del negocio
Conocer los ingresos anuales o las facturas emitidas no es suficiente para valorar una asesoría: hay que mirar la evolución de la facturación durante al menos los últimos tres ejercicios, la estabilidad de los pagos, los gastos fijos y, sobre todo, el margen de beneficio real. También se deben identificar posibles impagos por parte de clientes o la existencia de deudas con proveedores. Esta revisión no debe basarse solo en lo que diga el vendedor, sino en una revisión documentada y, si es posible, contrastada por un tercero. La asesoría puede parecer rentable sobre el papel, pero arrastrar problemas financieros no evidentes si no se revisa con cuidado.
5. Imagen, reputación y relaciones profesionales
Uno de los activos más valiosos de una asesoría es su imagen. Conviene investigar cómo perciben los clientes al despacho, si existen opiniones negativas en internet, si ha habido conflictos recientes o si circulan comentarios entre otros profesionales de la zona. También importa saber si la asesoría mantiene buenas relaciones con entidades relevantes, como bancos, notarios u otras gestorías. Una reputación deteriorada puede dificultar la retención de clientes tras el traspaso, incluso si el trabajo técnico ha sido correcto.
6. Condiciones del traspaso y función del anterior titular
Es fundamental que el acuerdo de traspaso deje por escrito qué se está adquiriendo, si se trata solo de una cartera de clientes, del fondo de comercio completo o de una sociedad con todos sus elementos. Además, debe quedar claro si el titular saliente colaborará en la transición (y durante cuánto tiempo), o si se desvinculará de inmediato. En un artículo anterior abordamos puntos a favor y en contra de continuar ligado a la asesoría que se vende o traspasa. También conviene incorporar una cláusula de no competencia, para evitar que esa persona monte otra asesoría en la zona y recupere parte de la clientela. Un contrato bien redactado, revisado por un abogado especializado, puede evitar problemas importantes en los meses siguientes al traspaso.